No se necesita de un museo

Es hora de escribir de la exposición Maistro ¿Y si no puede? ¡se lo invento!, más vale tarde que nunca ¿No?!!

Como mis demás colegas ya realizaron sus comentarios, no me extenderé demasiado; así de manera muy general y del lado mas superficial la exposición y las instalaciones son muy atractivas e interesantes, sin embargo mi reflexión no la enfocare tanto a lo que se observaba dentro del museo pues estas instalaciones solo eran la mas pura ilustración de lo que todavía puedo observar en algunas partes de esta gran ciudad, en la comunidad donde radico, en el trayecto de la rutina de todos los días y en los diversos rincones de nuestro país.

La exposición me agrado pues en ella se encuentra cierto tributo a estos personajes que dan color a la vida cotidiana de mi entorno, a mi transitar por las calles y al desarrollo de gran parte de nuestra sociedad. Todos estos oficios que observo día a día, desde la mañana que salgo y pasar por el puesto de jugos con las ramitas verdes que adornan la mesa y llenan de vida los vasos con jugo que están sobre ellas, el exprimidor de naranjas y detrás el señor con su mandil muy apurado sacando el jugo fresco para la señora que viene regresando de ir por la leche. Luego llegas al para bus y te encuentras con otros dos personajes populares, el chófer y el cacharpo quien no se a que se refiera ese nombre, con el grito que todos conocemos «¡Subale, subale, hay lugares!, metro Toreo, Satélite!!!» y la música que acostumbran escuchar durante todo el día. En este mismo sentido entra en escena otro típico personaje, el checador » llevas 3 de 425, 5 del 324″ con su libreta llena de números que solo ellos entienden y así puedo seguir con los demás personajes que observo diariamente, el señor de los tacos, el que sube a cantar en el camión cuando todos desean dormir, el que aborda el camión para vender golosinas o para recibir una moneda, el señor que sobre la banqueta tiene su anafre y vende pepitas tostadas a $5.00 la medida, el tendero, el señor del pollo, la señora de la verdulería, el del puesto del tianguis «Pásele, si hay, vara vara varaaaaaa!» etc… etc.. y con ellos toda la gráfica que los caracteriza, las cartulinas fluorescentes con faltas de ortografía, los cartones, las caricaturas de lo que comercian, sus vestuarios, su lenguaje y el tono de voz para decir cada palabra.

A lo que voy con esto es a que e una gran idea rendirles tributo a todos estos personajes que que dan color a la vida mexicana, sin embargo desde mi punto de vista no necesitamos de un museo para poder conocerlos, son personas con las que intercambiamos miradas, palabras o simplemente cruzamos camino cada día pero no les damos el mismo peso que ahora que los vimos dentro de un museo.

by- G.C.A.  -bRocK-


One Comment on “No se necesita de un museo”

  1. lourdes cardoza dice:

    Por tus comentarios me doy cuenta que eres muy observador del entorno,caso que en otros no sucede.Compartes tus vivencias y eso es muy interesante,porque habla de tu capacidad de análisis.
    Gracias


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